jueves, 11 de noviembre de 2010

Las pymes, los bancos y el necesario desarrollo estructural

Aprovechar la coyuntura para dar lugar al postergado desarrollo estructural socioeconómico, de forma orgánica, en toda América latina. Ese fue el mensaje que escucharon más de 1500 ejecutivos de bancos de 45 países latinoamericanos, europeos y asiáticos, que se dieron cita en Punta del Este, Uruguay, a principios de noviembre, para celebrar la 44° Asamblea Anual de la Federación Latinoamericana de Bancos (Felaban).

Imposible fue aislarse o dejar de comentar el tendal que dejó la crisis y que tuvo al sistema financiero como lastimoso protagonista. No obstante, y a partir de la fuerte presencia latinoamericana –una de las pocas regiones que creció en 2009, y que lo sigue haciendo en 2010, a razón de 5,2% según las últimas cifras de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal)-, los discursos tendieron a mirar más hacia el futuro.

La región está mejor de lo que pudo estar nunca”, señaló el secretario general iberoamericano, Enrique Iglesias, al tiempo que pidió moderar tanto las visiones optimistas como las pesimistas.

Bancos y América latina tienen algunas asignaturas pendientes. El acceso masivo al crédito para las pequeñas y medianas empresas (pymes), a tasas razonables, plazos generosos y cláusulas no restrictivas es una realidad que se le niega a la región.

Las pymes son el motor de las economías desarrolladas. Son las que generan mayor cantidad de empleo. Y son el sinónimo de valor agregado, innovación y flexibilidad en comparación con las megaempresas.

Podrá haber diferencias en su categorización (cantidad de empleados, facturación) a lo largo del globo, pero lo común en Italia, España, incluso Estados Unidos y América latina, es que las empresas de menor porte son las que hacen más virtuosa la economía.

No obstante, su acceso al crédito, en países como la Argentina, por ejemplo, no es sencillo: continúa instalada la costumbre de pedir las “historias crediticias”, los balances, para abrir una carpeta, en lugar de flexibilizar el juicio sobre cómo se hicieron las cosas en el pasado para priorizar, en cambio, las proyecciones de negocios, la prospección futura que tiene el empresario que acude al banco para capitalizarse.

En el pasado, los bancos han preferido financiar al sector público (a los distintos gobiernos) o incluso compiten por financiar el consumo masivo. Pero la banca de desarrollo económico, que inyecte fondos blandos (y ayude a las pymes a capacitarse para poder aplicar a los mismos) no está extendida salvo contados casos.

Esto podría amenazar el gran futuro inmediato que tiene la región de la mano del ciclo de crecimiento que está protagonizando.

Por ahora, la gran demanda internacional tracciona las economías latinoamericanas.

Pero es necesario que estas economías tomen movimiento propio. Lograr que la oferta “empuje” con más fuerza y vigor de lo que la demanda “arrastra”.

En esto reside la diferencia entre que vengan a comprar y salir a vender. Y en este sentido, los bancos tienen un rol fundamental, necesario e irremplazable en las inversiones productivas.

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