Si de potenciales desaprovechados puede atestiguar la estructura productiva exportadora argentina, la industria forestal es uno de ellos.
Pero lo más curioso es que también la industria forestal es víctima de una comunicación deficiente que impide que la opinión pública se forme una idea positiva sobre este desarrollo y, aunque no presione, al menos no se oponga “ideológicamente”:
Por ejemplo, datos del sector en el país dan cuenta de que genera medio millón de empleos, entre directos e indirectos, en zonas caracterizadas por la migración de mano de obra a las grandes ciudades.
En segundo lugar, es una actividad sustentable y amigable con el medio ambiente ya que a diferencia de otras actividades extensivas, la forestación conserva suelos y su producción no es contaminante.
Por último, la industrialización de la forestación es ineficiente: sólo la mitad de los 20 millones de metros cúbicos de producción llega a la etapa de procesamiento.
El sector forestal reclama por que le permitan desplegar todas las posibilidades que puede ofrecer. Hoy participa con 2% del producto bruto, y podría duplicar su parte si lograra una superficie de 5 millones de hectáreas de bosques cultivados.
En un mercado preocupado por la sustitución de importaciones y la promoción de exportaciones de mayor valor agregado y de la diversificación de la canasta de productos comercializados en el exterior, el sector forestal se presenta como el eslabón inicial de una cadena productiva riquísima en empleo y en valores unitarios, como el de la madera-mueble.
¿Qué significa contar con volumen disponible y materia prima barata en el principio del eslabonamiento? Que se puede optar por productos seriados, masivos y de bajo precio tanto como productos con diseño y tecnología aplicada.
Para ello no hay muchos secretos. Las inversiones, monitoreadas por el Estado, son claramente claves. Para que llegue el financiamiento sectorial los empresarios del sector reclaman que se modifique la carga tributaria y un mayor apoyo del Estado.
¿Cuál es el punto de partida entonces del potencial forestal argentino? Los recursos naturales, los bajos costos relativos de producción y un mercado interno con crecimiento sostenido.
Y un dato no menor: la disponibilidad del agua.
“Esa crisis genera mucha incertidumbre pero también es un nicho de oportunidades para los inversores. Y América latina es una de las regiones que pueden salir beneficiadas”.
En este sentido, el especialista destacó el rol que está jugando la creciente demanda proveniente de China.
Las inversiones extranjeras en el sector forestal en toda la región latinoamericana llegaron, en 2009, a nada menos que 900.000 millones de dólares.
El acuerdo logrado con el Club de París por parte del Gobierno nacional, tantas veces indicado como válvula necesaria para reactivar las inversiones externas, se concretó finalmente en estos días. Y el sector forestal es uno de los casos testigo para ver cómo evoluciona ese flujo de capitales externos en el país
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